Balnea o, balneum en singular, es cómo se denominaba habitualmente a los baños privados de las villae y de las viviendas urbanas de las clases privilegiadas romanas. Un conjunto de estancias frías y calientes adaptado al uso doméstico a partir de las termas públicas romanas. Lo que inicialmente comenzó siendo un modesto cuarto de aseo llamado lavatrina, situado al lado de la cocina (culina) para aprovechar el agua caliente, evolucionó a partir del siglo II a.C. hacia un verdadero complejo doméstico de uso ya no sólo higiénico, si no también recreativo y hasta salutífero. El hecho de poder contar con unos baños en la vivienda pasó a constituir pronto un elemento de prestigio y ostentación para las élites de Roma y de sus provincias.
Pero todo esto sólo fue posible después de la invención de Gaius Sergius Orata de un sistema de calefacción radiante llamado hypocaustum. Este ingenioso diseño permitía, a través de una cámara de aire subterránea calentada por un horno externo (praefurnium), regular la temperatura de las estancias según su proximidad a la fuente de calor. El aire caliente ascendía además por paredes huecas especiales (concamerationes) hechas con ladrillos tubulares (tubuli), calentando las estancias de manera muy eficaz.
La esencia de los baños romanos se basa en la realización del llamado circuito termal, que consiste en ir transitando por habitaciones con diferentes temperaturas de manera gradual, sometiendo al cuerpo a baños de agua fría y de agua caliente de manera sucesiva.
La primera sala del circuito termal era el vestuario o apodyterium, en donde l@s bañistas se cambiaban las vestimentas y esperaban turno para entrar en las estancias calientes. En los baños privados el vestuario solía formar parte de las estancias frías, como es el caso de Caldoval, pero tampoco era extraño que estuviera ligeramente temperado mediante un hipocausto o con sencillos braseros.
El siguiente paso era entrar en la sala templada o tepidarium, normalmente a una temperatura cerca de los 30º, para aclimatar el cuerpo. Este podía ser también el lugar en el que l@s bañistas aplicaban sobre la piel ungüentos y aceites aromáticos. Después @ bañista pasaba a a sala caliente, denominada de manera genérica caldarium. Esta estancia era una auténtica sauna que podía alcanzar una temperatura de 55º y estaba destinada a abrir los poros de la piel y provocar la sudoración. Podía tratarse tanto de una sauna de calor seco (sudatorium) como de vapor (laconicum). Era habitual la existencia en el caldarium de una piscina o bañera de agua caliente, a unos 40º, para la realización de baños de inmersión. En Caldoval parece que debió estar situada en un pequeño espacio de 1,40 x 2m anexo a la parte norte.
Terminado el baño caliente, lo normal era desandar el itinerario y volver a la sala templada, en donde se limpiaba el sudor y las impurezas con el strigilis y se remataba el circuito en la sala fría (frigidarium). Allí casi siempre había una piscina (natatio) o bañera (alveus) de agua fría en donde se introducía @ bañista para cerrar los poros y cortar la sudoración completando así el circuito termal. En Caldoval esta bañera es una pequeña estancia cuadrada de 2x2m que se encuentra, magníficamente conservada, en el extremo norte del apodyterium.